Autor: Celestina
(Aims, Aimee, Celly)
Traducción: Mafe Jeevas
Revisión: Mapasito
Notas originales del autor:
Pareja: Jared/ Shannon (no es realmente Letocest, ya verán)
Clasificación: R
Disclaimer: Estos individuos no me pertenecen, ni quisiera que fuera así. Pertenecen a sí mismos, como una familia. Esto es para mi propio entretenimiento.
Notas del traductor:
Esta obra le pertenece a la escritora ya citada, a la cual, ya que no he pedido su autorización para traducirla, le doy los respectivos créditos y pido disculpas. El porqué de no tomarme el tiempo de pedírselo se debe a que esta historia fue publicada en un tiempo comprendido entre el 2006-2007, y el foro ya no está activo.
Este escrito es enteramente ficción y no tiene otro propósito más que el de entretener a las personas que disfrutan de ello. Los personajes implicados en la historia son sumamente respetados, y el objetivo de esto nunca ha sido ni será el ofenderlos de ninguna manera.
--o--
“Te fuiste”. Se quejó, frotándose el sueño de los ojos.
“Sólo por un minuto Jay, estoy aquí ahora”. Caminé hacia mi
hermano. “Tengo un baño listo para ti. Te ayudará, lo prometo”.
“No quiero un baño”. Jared cruza los brazos y hace un mohín
juguetón.
“Jared, no hagas esto, estás enfermo, sudado y juro que si
no tomas este baño, ¡te llevaré al doctor!” Mentí y casi no pude contener la
risa que amenazó con escapar de mis labios por los increíblemente abiertos ojos
azules.
“No lo harías”
“Lo haría, vamos. Te prometo que te sentirás mejor después”.
Lo levanté en brazos y me sorprendí cuando no protestó. Entré al baño y lo
senté en la taza. Estaba inseguro sobre qué hacer después.
Jared eligió por mí, desabotonando lentamente la camisa de
su pijama, deslizándola provocativamente, haciéndome respirar con dificultad.
Bastardo.
Me sonrió mientras sus dedos viajaron por su estómago plano,
deteniéndose en el borde de sus pantalones.
“Necesito ayuda”.
“Jay, bebé, no hagas esto”. Cerré mis ojos.
Hombre, se mueve rápido.
Sus labios estaban en mi oreja. Su aliento cálido en mi mejilla.
“¿Hacer qué? ¿Esto?” Sus manos sujetaron mi camisa y ésta
terminó junto a la suya. Sus ojos eran salvajes, estaba hambriento.
De mí.
“¿O esto?” Sus dedos encontraron mi botón y abrió mis jeans.
Traté de retirar sus manos, decirle que no era correcto.
Pero cuando abrí la boca, el introdujo su lengua. Era dulce, como miel. Quise
respirarlo y beberlo, para librarlo de la enfermedad.
No sabe lo que hace.
Un empujón más y él me rodea, mi cabeza golpea la pared
mientras su piel ardiente roza la mía.
“Jay”. Digo con voz ahogada, tratando de ser fuerte.
“Shann...” El gimotea, tratando de convencerme. “Vamos”
Nunca ha actuado de esta forma. No lo entiende, esto no está
pasando.
“No Jared, no. Estás enfermo pequeño, vamos a meterte en la
bañera”. Refreno sus manos a sus costados, evitando sus ojos. No quiero ver la
herida, el dolor, la súplica detrás de ellos. “Quiero que te sientas mejor”.
Mis dedos acarician suavemente sus caderas, él gime y se pega a mí.
“Tan caliente, me quemo. Shannon, ayúdame”. Habla como si
tuviera cinco años denuevo, entierra su rostro en mi cuello, el calor intenso
abrasa mi piel.
Mis manos jalan su pretina y la retiro gentilmente, dejando
que sus pantalones se amontonen en el piso. No lo toco. No allí. En cambio lo
levanto y lo coloco en la bañera, me giro para irme, un murmullo llega a mis
oídos y hace que me detenga.
“No me dejes”
Tengo, necesito, irme de esta habitación, de la tentación,
él es tu hermano.
No volteo y casi se me sale el corazón por la boca cuando su
mano encuentra la mía. Está temblando, suspiro y lo miro cara a cara.
“Por favor, no me dejes”.
Él me dirige al agua.
“Recuerda cuando éramos pequeños…” Comienza de nuevo con mis
pantalones, fijando sus ojos en los míos mientras sus dedos abren mi cierre y
liberan la presión de mi ingle.
“Y me enfermaba. Mamá te dejaba quedarte en casa para que
pudiese trabajar…” Baja mis pantalones, recorriéndome con su mano cuando doy un
paso afuera y los pateo.
“Las cosas que hacíamos… ¿lo recuerdas?”
Trago y asiento lentamente. El también asiente, sonriendo
tímidamente.
Quizá el entiende…
Se levanta y tira de mí hacia el agua, sujetándome con
fuerza.
“Quiero eso de nuevo. Ahora”
Tal poder tiene sobre mí, me ahogo en esos azules helados.
Me deja ir tranquilamente, entro en el agua tibia y me
siento detrás de él, acoplándome cómodamente a la nueva postura, moviéndonos.
“Shan… deja de moverte” Susurró.
“Lo siento, sólo que no quiero que termines con moretones”.
“Está bien” Se acomoda entre mis piernas.
Nos sentamos allí en silencio por un momento, sus manos en
mis rodillas y mi mano dibujando lentamente pequeños círculos en su estómago.
Finalmente, paro y derramo agua sobre él, refrescando su cuerpo, gime y se
mueve hacia atrás, peligrosamente cerca, las manos ajustando su agarre, río y
rocío más agua sobre él. Colocó su cabeza en mi mejilla.
“Se siente bien…” Se remueve de nuevo, esta vez a propósito,
lo sé. “Esto se siente mejor”.
Lo salpico en la cara. “No, hoy no Jay”.
“Vamos, te perdonaré por eso, sólo esta vez.” Se presionó
contra mi miembro.
Esto en serio pasará.
Besé su cabeza, el volteó lentamente y se sentó a horcajadas
sobre mí.
“Estoy bien, ¿ves?”
Se refregó contra mí, las manos en mis hombros; el agua se derramó sobre
el borde y escurrió hacia el piso, afortunadamente nuestra ropa descartada
bloqueaba el camino.
Sujeto sus caderas y lo detengo, el hace un mohín. “No, no
lo estás, bebé…”
“Estoy enfermo…”
Asiento.
“Estoy muy enfermo, disfrutando esto y tu no, pero en serio
lo necesito”. Su mano viaja a su propia erección junto con mis ojos. “Shannon,
lo necesitamos. Por favor.”
No puede hablar en serio. ¿Es mi hermano y me desea?
Su otra mano recorre mi pecho y sujeta mi miembro, mis ojos
se cierran.
“Mira Shann, quiero que te sientas orgulloso de mí”.
¿Orgulloso de qué?
Abro un ojo y jadeo. La lengua de Jared sale y me atormenta.
Rodeó la cabeza antes de que sus labios la reemplazaran. Abrí el otro ojo y vi
claramente que estaba planeando.
“Jared, detente, bebé por favor…” Lo levanto y gimo ante la
pérdida de calor.
Pero tenía que decirle.
“No podemos hacerlo”.
Lo miro severamente, sus labios brillando, me pregunté a que sabrían… a
que sabría yo, me encontré observando y cometí el error de dirigir mis ojos a
su mirada.
Maldición. Me atrapó.
“Me arrepentiré de esto y terminaré odiándome” tartamudeé.
Why are you
here?
I am not
here.
Nunca
parpadeó
Are you
listening?
I’m not
listening.
No estaba
escuchando
Can you
hear what I am saying?
I’m in my
head and I’m spinning.
Creo que estaba alucinando.
Hasta que me apretó.
“No te preocupes Shannon, por favor, me sentiré mejor al
final, lo sé”.
“Jay, puedes tener a quien desees… ¿porqué yo?”
“Necesito amor, sentirme protegido y no como si fuese usado
por mi apariencia, tú me haces esto… sólo tú. ¿Por favor?”
“Jay…”
Coloca un dedo sobre mis labios, se inclina acercándose y
presiona su frente contra la mía, está aturdido, su piel roja y sudada. “Quiero
que…”
¿Quiere que…?
Sus labios rozan los míos y finalmente puedo probarme
mientras el suspira las siguientestres palabras en mí.
“Quiero hacerlo contigo”.
¿Quiere que lo hagamos?
Sacudo mi cabeza, no tengo ni idea, tengo miedo de
lastimarlo. Pero no tengo que decir nada, él lee mi mente.
“Si, Shann”. Se levanta con piernas tambaleantes y hace un
gran asunto de dirigirse al tocador para tomar una botella. Lo miro todo el
recorrido, supongo que para asegurarme de que no caiga.
No lo hace.
Pero retira el tapón para drenar la bañera. Se agacha para
ayudarme a levantarme.
“No quiero que nos oigan, siempre fuiste ruidoso durante el
sexo.” Empuja mi pecho con un dedo mientras me entrega la botella.
La acepto tímidamente y sonrío, él hace lo mismo y voltea
hacia la pared, encendiendo la ducha. Se sostiene contra el azulejo.
“Jay, voltéate. Quiero verte”
Suspira pero obedece de todas formas. Sé que está
emocionado.
“¿Seguro?” Pregunto mientras lo pego contra mí.
Rueda los ojos. “Vamos Shan. Sé el doctor, cúrame”.
“Sólo me aseguro…” Susurro mientras lubrico mis dedos,
dirigiéndolos a su trasero, busco sus ojos cuando introduzco uno, se arquea
hacia mí, sus manos recorren mi espalda y gime despacio con el cabello sobre su
rostro.
“Más”
Deslizo otro junto al primero y lo dilato lentamente, pero
no es suficiente.
“Puedes hacerlo Shan… uno más”.
No creo que quepan tres, está tan estrecho, podría
lastimarlo.
“Sólo uno… ahh” No termina, rápidamente introduzco el
tercero antes de que lo note y curvo mis dedos.
Sus rodillas se debilitan y se recarga contra mí. “Listo,
bebé”. Acaricia mi mejilla con su boca.
“Casi…” Muevo de nuevo mis dedos.
“Shan…” Se queja, siento sus manos húmedas en mi erección.
Maldición. Tomó el lubricante sin que me diera cuenta.
La botella es lanzada hacia un lado, olvidada y casi vacía.
Juntamos nuestras miradas de nuevo, lo levanto y aseguro
contra la pared, sus piernas sujetas a mi alrededor para comodidad y soporte,
lo beso plenamente mientras me introduzco en él.
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