martes, 20 de enero de 2015

VyRT Flirt

Autor: SmudgedInk

Traducción: Mafe Jeevas

Datos originales del trabajo
Clasificación: Explícito.
Categoría: M/M
Pareja: Jared Leto/ Shannon Leto

Publicado: 2014-10-03

Notas del traductor:

Esta obra le pertenece a la escritora mencionada previamente. La traducción fue realizada con su consentimiento total. Si gustan hacer un comentario o sugerencia, pueden entrar al enlace siguiente:


Este escrito es enteramente ficción y no tiene otro propósito más que el de entretener a las personas que disfrutan de ello. Los personajes implicados en la historia son sumamente respetados, y el objetivo de esto nunca ha sido ni será el ofenderlos de ninguna manera.


~*~


Jared cerró con cuidado su laptop, sonriendo para sí suavemente.
The Lab estaba vacío. Jared cubrió los instrumentos, que rogaban por ser tocados, con las sábanas que habían permanecido esparcidas sobre el suelo durante el ensayo de la tarde, como si los preparara para ir a la cama.
Escuchó fuertes pasos viniendo desde las escaleras justo antes de que Shannon entrara a la habitación con un gesto enfurecido.
“¿En serio, Jared?” Dijo Shannon bastante molesto. “¿Coqueteando con Gerard? ¿En VyRT?”
“Oh, por favor Shan.” Jared respondió mientras rodaba los ojos.
Claro que Jared había sentido algo por el hombre pálido y pueril en algún punto. Pero eso había sucedido años atrás, y obviamente las cosas habían cambiado.
“¡No! ¡Era obvio! ¿O quieres que te muestre las capturas de pantalla en Tumblr?”
“Oh, ¡que se jodan!” gritó Jared “Tomarán cualquier cosa fuera de contexto y lo harán ver como ellos quieran”
“¡Y algunas veces aciertan Jay! ¡Por qué no buscas ‘Letocest’ y ves lo que aparece!”
“No me preocupa, y tampoco debería preocuparte” Jared suavizó la voz, tratando de calmar a su encolerizado hermano.
Jared retomó su tarea de limpiar The Lab, cuando su cintura fue sujeta desde atrás.
“¿Crees que no sé de tu pequeña sesión de faje con Gerard en el Reading Festival hace tantos años?” Shannon gruñó en su oído.
“Shan…”
“No. ¿Crees que no noté cuánto deseabas follar esa noche? ¿Estabas pensando en mí o en él?”
“Yo…” las palabras de Jared se fueron apagando cuando la mano libre de Shannon sujetó sus largos mechones, forzando su cabeza hacia atrás.
“Sigue hablando” Shannon le ordenó.
“Siempre pienso en ti.”
“¿Sí?” Shannon preguntó “¿Piensas en mi cuando te corres?”
“Sí” Jared se las arregló para decir.
“¿Incluso cuando te masturbas en tu litera porque no podemos hacerlo en el autobús?”
“¿Cómo…?”
Otro tirón brusco detuvo el interrogatorio de Jared mientras Shannon alcanzaba la creciente dureza de su hermano, frotándolo a través del suave algodón de sus pantalones de dormir.
“Mmmm. ¿Eso es gracias a mi?” Shannon preguntó, sabiendo la respuesta de antemano.
“S-sí.” Jared exclamó.
“Al piso.” Shannon ordenó.
Jared obedeció y Shannon se hincó detrás de él, bajando su propio pijama hasta que éste rodeó sus rodillas.
Shannon acarició su miembro mientras admiraba el cuerpo de Jared.
Con su lengua, describió lentamente un sendero hacia arriba, por la columna de su hermano, terminando con una mordida detrás del hombro de Jared que le hizo gemir de placer.
Shannon retiró con agilidad el algodón de cuadros blancos y azules que cubría el objeto de su deseo  y lo arrojó a un lado.
Paseó sus dedos por los costados de Jared, bajando hasta que sus palmas descansaron sobre su trasero.
Usó sus pulgares para abrir la entrada de Jared, y se hundió lentamente en su interior.
El cuerpo de Jared se sacudía al compás del de Shannon, apoyó su torso en los brazos y colocó la frente en el piso.
“Buen chico.” Shannon gruñó, aumentando la velocidad de su ritmo.
Sin el lubricante que Shannon empleaba normalmente para facilitar las cosas, el placer de Jared se mezcló con el dolor, haciendo que gimiera ligeramente más alto de lo usual.
“Aww. ¿Mi hermanito tiene algo que decir?” Shannon se burló. “Pensé que te gustaba que te complacieran con dolor.”
Shannon estaba usando sus palabras en su contra, negándose a disminuir el ritmo.
“¡Carajo!” Jared gritó.
“Sabes, me estoy cansando de tus lloriqueos.” Shannon suspiró, tomando lo primero que tenía a la mano.
Una olvidada baqueta, larga y con una inscripción de grandes letras negritas en el mango, que rezaba “SHANNON LETO”.
Se inclinó y jaló la cabeza de Jared hacia atrás.
“¡Abre!” Colocó el palo entre sus dientes. “Ahora muérdelo, perra.”
Jared obedeció, sintiendo cómo la madera cedía bajo sus molares mientras Shannon continuaba con su trabajo.
Las manos ásperas de Shannon se enterraron en la suave piel del trasero de Jared mientras introducía su miembro aún más, llenándolo por completo.
La saliva comenzó a escurrirse por las comisuras de la boca de Jared entre gemidos y estiró la mano entre sus piernas para sujetar su sexo endurecido.
Su hermano la apartó de un manotazo.
“Nope.” Dijo, casi sin aliento, gracias a sus embestidas dentro del estrecho trasero de Jared. “Mío.”
Sujetó con firmeza el pene de Jared, masturbándolo al ritmo de sus estocadas.
La calidez y el hormigueo se extendieron desde la base del miembro de Shannon hacia el resto de su cuerpo mientras su orgasmo se acercaba.
Bajó el ritmo para sentir cada detalle de la entrada de su hermano, y se derramó en su interior.
Jared gimió con intensidad, y aunque era amortiguado por la baqueta, el sonido hizo eco en las paredes mientras se venía en la mano de Shannon.
El menor de los Leto, ahora agotado, se desplomó en el frío suelo mientras trataba de recuperar el aliento.
La baqueta cubierta con saliva y marcas de dientes rodó por el piso.
Shannon la recogió y colocó con cuidado frente a su batería, como si fuera un trofeo de guerra.
“Creo que será un buen recordatorio de esta noche.” Shannon dijo, orgulloso de sí mismo. “¿Tú qué opinas?”
“Mmhmm” Jared respondió mientras se levantaba del piso.
Shannon besó a su hermano rápidamente antes de guiarlo fuera del Lab y hacia las escaleras.
Hora de dormir.

miércoles, 25 de junio de 2014

Todo es mejor con un beso

Autor: Shinsolo
Traducción: Mafe Jeevas
Datos originales del trabajo
Clasificación: Madura
Categoría: M/M
Parejas: Shannon Leto/Tomo Milicevic
Personajes: Jared Leto, Shannon Leto, Tomo Milicevic.
Publicado: 2013-07-06

Notas originales del autor
Resumen: “Todo es mejor con un beso”, dijo mientras abordaba el tren, solo. “Deja que este viaje sea el tuyo.”

Notas del traductor

Esta obra le pertenece a la escritora ya nombrada, a la cual le agradezco el permitirme traducir sus historias. Su trabajo original puede ser encontrado en el enlace siguiente. Los invito a visitar el sitio y dejar un comentario acerca de lo que opinan, sería un gran apoyo para dicha persona.



Este escrito es enteramente ficción y no tiene otro propósito más que el de entretener a las personas que disfrutan de ello. Los personajes implicados en la historia son sumamente respetados, y el objetivo de esto nunca ha sido ni será el ofenderlos de ninguna manera.

P.D. Siento alterar demasiado el título (para mi gusto), pero pensé que quedaba un poco menos fuera de lugar que su traducción literal.



--o--



Había sido Jared el que sugirió que tomara el viaje. Había sido Jared quien hiciera los arreglos. El reservó el hotel. Compró mis boletos del tren. Se había cansado de tenerme viviendo en su sofá y llorando por ella hasta quedarme dormido. Me dijo que me haría sentirme mejor y olvidaría lo de la ruptura, que me ayudaría a superarlo.

Una semana después estaba en la estación de trenes, con mi bolsa al hombro y boleto en mano.

“Todo es mejor con un beso,” dijo mientras abordaba el tren, solo. “Deja que este viaje sea el tuyo.”

Recuerdo haber ido a mi compartimiento en una especie de letargo. Una nube se había postrado sobre mí desde el día en que la descubrí en la cama con alguien más, y había permanecido allí, sin moverse y creciendo constantemente desde que me dijo que lo amaba más de lo que podría amarme alguna vez. Este viaje era el definitivo. Se llevó toda la esperanza a la cual sujetarme que pudiese haber quedado.

El compartimiento estaba vacío cuando abrí la puerta y tomé asiento. Dejé mi bolsa a mi lado. Todo parecía una mala copia de Harry Potter. La única diferencia entre este compartimiento y los de la película era el esquema de colores menos alegres y la falta de una puerta transparente.

Jared me había advertido que podría tener otros pasajeros en mi compartimiento, pero el tren pronto comenzó a avanzar y aún seguía solo. Ajusté mi chaqueta a mi alrededor y me recosté en el asiento, mi bolsa haciendo de almohada. En un par de minutos el suave meneo del tren me había sumido en un sueño profundo. Y por primera vez en más de un mes, mis sueños estuvieron libres de su rostro.

No sé cuánto tiempo estuve dormido, pero cuando comencé a retomar la consciencia, noté con cierto sobresalto, otra presencia en el lugar. Ya no estaba solo. Había alguien más en mi compartimiento, alguien que me miraba dormir con tal concentración que lo confundí al principio con un maniquí o algo así.

Lo primero que me atrajo de él fue que me recordaba a ella. A decir verdad, parecía como si fuera su hermano gemelo. Sus mechas largas y oscuras eran del mismo largo que las de ella la última vez que la vi. Sus ojos también tenían la misma forma, sólo un poco más pequeños y con un tono café más ligero.

“Siento si te desperté,” dijo cuando notó que lo estaba mirando. “Llegué tarde y te veías tan tranquilo durmiendo que no quise despertarte. Así que dejé que durmieras. Te ves lindo cuando lo haces.”

“Oh… no me despertaste,” me las arreglé para responder aunque su comentario me había tomado desprevenido. “Soy Shannon, por cierto.” Él sonrió y despejó el cabello de su rostro.

“Tomo Milicevic” dijo, tendiéndome la mano.

Regresé el gesto. El frío de su mano me tomó con la guardia baja. Fue en ese momento que noté que no vestía un abrigo o chaqueta de ningún tipo. Su camisa gris de manga larga estaba descolorida y manchada con blanqueador. Sus jeans eran delgados y estaban rotos en ambas rodillas. No tenía calcetines, sólo un par de usados converse, una parte de su pie izquierdo se hacía visible donde el zapato comenzaba a romperse.

“En el norte de Nueva York hace bastante frío en febrero,” dije mientras lo observaba. “Necesitarás ropa más abrigadora si planeas dejar este tren.”

“¿Es allí a donde te diriges?” Me preguntó, ignorando completamente el resto de lo que había dicho.

“Sí. ¿Qué hay de ti?”

“Al norte de Nueva York,” respondió con monotonía.

Sacó un viejo libro de su bolsillo trasero. La tapa del libro se había caído y las páginas estaban amarillas por el tiempo. Y por lo que pude leer en la página del título, no era la clase de libro que podrías encontrar en audio cassette. De hecho, El Jardín de los Placeres Salvajes de la Amante, parecía más el título de una película porno que había visto, que el título de una novela.

A cada página que pasaba, su cuerpo parecía desprender más calor. Y para el momento en que terminó el primer capítulo, no podía quitarle los ojos de encima.

Presionó sus labios y comenzó a jugar seductoramente con su labio inferior, atrapándolo entre sus dientes. Cada cierto tiempo, pasaba su lengua sobre la hilera de dientes superior o inhalaba bruscamente mientras cruzaba o descruzaba sus piernas. Ocasionalmente, un gemido se escapaba de su hermosa boca.

La primera vez que me atrapó mirándolo, simplemente sonrió y estiró su mano hacia mí, como si me estuviera invitando a unírmele, pero lo rechacé. Jared habría esperado que tuviera un par de relaciones de una noche durante estas vacaciones. Lo consideraba parte de mi renacimiento en el mundo de las citas, pero yo sabía que acostarme con un sujeto al azar que conocí en el tren no era muy seguro. Pero para mi sorpresa, eso no impidió que lo dejara sacarme de mi asiento un par de minutos después y me empujara contra el piso alfombrado.

Su boca atacó hambrientamente la mía en el momento en que me rendí a él. El libro que había estado leyendo reposaba junto a mí en el piso y podía sentir su erección presionando contra mi pierna. Pero no era el único, mi miembro había comenzado a endurecerse en el interior de mis jeans.

Sus manos eran como hielo y el interior de su boca era la única parte cálida de su cuerpo. Sabía amargo, con un regusto que sólo podría ser descrito como el resultado de una docena de mamadas acumuladas a lo largo de varias semanas mezcladas con un mes sin lavarse los dientes y consumiendo comida mala de Nueva York. Pero en el calor del momento, no me molestó; y si acaso, funcionó como un exótico afrodisiaco para encenderme aún más.

Tomé su seductor cabello en un puño y lo usé para acercarlo aún más. Nunca había querido tanto algo como lo quería a él en ese momento. Toda lo lógico me decía que lo que hacía era incorrecto, pero no había escapatoria a lo que habíamos empezado.

Sus manos hábiles abrieron mi cinturón en cuestión de segundos y pronto mi miembro estaba totalmente expuesto ante él. Me tomó de la camisa, jalándola lo suficiente para morder mi clavícula. Podía oír mi piel siendo rasgada por sus dientes mientras mordía con suficiente fuerza para hacer que esta sangrara y dejara moretones en mi garganta. No importa cuántas veces traté de recordarme que las paredes del compartimiento del tren eran más delgadas que las de cualquier motel barato, no pude contener los gritos y gemidos que salían de mi cuerpo.

Un gruñido profundo y primitivo salió de su garganta. Ya tenía los pantalones a la altura de los tobillos, y antes de que pudiera entender lo que sucedía, me colocó a la fuerza sobre mi estómago. Mis sentidos fueron agobiados por la esencia del detergente de aspiradoras y spray desinfectante mientras mi cara era enterrada en la pútrida alfombra color vino.

Percibí el inconfundible sonido que hizo cuando escupió en su mano, seguido de sus claras instrucciones de apoyarme en mis rodillas y abrir las piernas. Introdujo uno de sus dedos con saliva en mi trasero, la única preparación que recibiría, y alineó su miembro con mi entrada.

Aunque entró más despacio de lo que había esperado, el dolor seguía siendo insoportable. Quemaba como fuego y abarcaba mi estómago. Por un momento pensé que vomitaría, pero tan pronto como el dolor alcanzó su punto más alto, se fue sosegando. Tomo mordió mi hombro. Asumí que era su forma de preguntar si podía continuar.

“¡Sólo hazlo!” Susurré apretando los dientes.

Soltó una risa maliciosa mientras se reposicionaba detrás de mí y comenzaba a impulsarse dentro y fuera de mi trasero. Cerré los ojos y mordí mi labio inferior para tratar de ignorar el dolor. Sería sólo cuestión de tiempo antes de que el placer opacara al dolor. Sólo tenía que arreglármelas hasta entonces. Mis dientes rompieron el tejido blando de mis labios y el sabor metálico de la sangre llenó mi boca. Cada estocada hacía que mis rodillas dolieran aún más al ser presionadas contra el piso alfombrado.

Gimió cuando aceleró el ritmo. Su respiración era agitada. Presioné las palmas de mis manos contra el piso y comencé a encontrar sus movimientos con los míos. Eché la cabeza hacia atrás y mi cuerpo comenzó a temblar cada vez que su miembro me llenaba.

Mordió mi espalda, arrancando la piel mientras embestía contra mí, y no pude evitar gritar mientras el placer y el dolor se mezclaban en mi interior. Cubrió mi boca con su mano para ahogar mis gritos, después envolvió la otra alrededor de mi erección palpitante.

Podía sentirlo temblar cada vez que empujaba en mi calidez, y sabía que no podría resistir mucho tiempo más. Comenzó a mover su mano de arriba abajo sobre mi miembro, en sincronía con sus embestidas.

La pequeña ventana del compartimiento era la única forma de ver su rostro. En el tenue reflejo, observé como abría su boca y sus ojos se ponían en blanco. Un par de segundos después explotó en mi interior, fui llenado por su cálido simiente, que se derramó de mi trasero cuando se separó.

Sus manos seguían sobre mi miembro y su orgasmo no parecía impedirle en lo más leve el realizar su trabajo. Incrementó su velocidad gradualmente y ajustó su agarre. En minutos me había venido en su mano, gimiendo algo inaudible.

Nos recostamos en lados contrarios del piso del compartimiento mientras nos recuperábamos, sin hablar ni tocarnos. Me quedé dormido por lo que parecieron un par de segundos, pero debió haber sido más tiempo, porque cuando abrí los ojos el tren ya estaba disminuyendo la velocidad y preparándose para detenerse en mi destino, y Tomo se había ido. El único indicio de que había estado allí era una hoja de papel que parecía haber sido arrancada el libro que había estado leyendo. Escrito en la parte superior de la hoja se hallaba un número telefónico con código de área de Nueva York y las palabras “En caso de que quieras un faje.”

Reí y recogí mi bolsa, metiendo la página rota en uno de sus numerosos bolsillos.

Para ese entonces, los otros pasajeros del tren habían empezado a emerger de sus compartimientos. Uno de los auxiliares del tren golpeó ligeramente la puerta de mi compartimiento y anunció que ya era casi hora de mi partida.

La puerta se abrió con un ruidoso chillido. Lo escuché con asombro, sorprendido de que Tomo lo había abierto no una, sino dos veces sin despertarme.

“Disculpe señor,” pregunté a otro asistente que encontré en el estrecho pasillo. “¿Usted vio a dónde fue el otro joven que viajaba en mi compartimiento?”

“Lo siento señor, pero usted tenía un compartimiento privado. No debería haber nadie más con usted.” Respondió, levemente confundido.

“Oh… ¿no había?” Hablé para mí mismo.

“Bueno, no debería, al menos.” El hombre respondió, su voz levemente preocupada.

Sonreí y negué con la cabeza.

“No se preocupe por ello. Probablemente era otro de los pasajeros gastándome una broma.” Dije tratando de asegurarle que todo estaba bien.

Me miró con extrañeza antes de agradecer y despedirse para ayudar a otro de los pasajeros.

Cuando bajé del tren creí ver a Tomo por una fracción de segundo entre la multitud. Pero si era él, lo perdí de vista en el momento en que lo encontré.

No había llegado aún al hotel, y ya había tenido mi primera aventura. Antes de hoy no lo habría ni siquiera considerado, pero por alguna extraña razón, no me remordía la conciencia. De hecho, me sentía mejor que nunca.


martes, 17 de junio de 2014

Ten tu pastel y cómelo también

Autor: ShinSolo
Traducción: Mafe Jeevas
Datos originales del trabajo
Clasificación: Adolescentes y adultos
Categoría: M/M
Parejas: Jared Leto/Tomo Milicevic
Publicado: 2013-07-06

Notas originales del autor
Resumen: Tomo sabía que si dejaba que sus ojos de detuvieran en la forma en que el tenedor de Jared giraba en el espagueti, o la forma en que su lengua se asomaba pícaramente para reunir un poco de salsa, todo estaría acabado. Sus mejillas se enrojecerían y la sangre viajaría directo a su entrepierna. Pero siempre y cuando no mirara, todo estaría bien. ¿Cierto?

Notas del traductor
Esta obra le pertenece a la escritora ya citada, la cual respondió a mi petición y aceptó que tradujera sus historias. Muchas gracias.
Si tienen la oportunidad, visiten su trabajo original y comenten lo que opinan acerca de su obra.

Este escrito es enteramente ficción y no tiene otro propósito más que el de entretener a las personas que disfrutan de ello. Los personajes implicados en la historia son sumamente respetados, y el objetivo de esto nunca ha sido ni será el ofenderlos de ninguna manera.


--o--


Cuando no estaban de gira, las posesiones preciadas de Tomo estaban guardadas al fondo de su clóset, una caja solitaria oculta debajo de una pila de viejas ropas y detrás de sus maletas vacías. Permanecían allí, sin ser tocadas ni vistas, excepto por las raras ocasiones en las que Tomo no podía soportarlo más y tenía que sacarlas, echarles un vistazo y presionar sus labios contra sus superficies lustrosas y sus dorsos de pergamino. No sucedía muy seguido, y no era exactamente un problema, pero aún no se permitía tirarlas, nunca sabía cuándo podría necesitarlas.

De gira, Tomo tenía que ser aún más cuidadoso con ellas. Tenía que ordenar su colección entera, eligiendo cinco o seis máximo y sellándolas dentro de un gran sobre café. Vivían dentro de ese sobre, con el nombre de Tomo escrito a lo largo de la solapa negra y pegado en la parte inferior del colchón de su litera. Por las noches dejaba que sus dedos se deslizaran entre esta y la pared, y se introdujeran debajo, topándose con el papel de la envoltura. Y cada noche caía dormido con una sonrisa en su rostro, soñando con el hombre en las fotos—el mismo hombre que dormía sin saber nada al otro extremo del estrecho pasillo que los separaba—sus manos enguantadas cubiertas con pastel, sus labios sensuales manchados de glaseado.

Usualmente Tomo no dejaba que su extraña obsesión fuera un obstáculo. Cuando le pedían que comiera con Jared, mantenía sus ojos principalmente en su propio plato y seguía cualquier conversación que estuviese a la mano. Sabía que si dejaba que sus ojos se detuvieran en la forma en que el tenedor de Jared giraba en el espagueti, o la forma en que su lengua se asomaba pícaramente para reunir un poco de salsa, todo estaría acabado. Sus mejillas se enrojecerían y la sangre viajaría directo a su entrepierna. Pero siempre y cuando no mirara, todo estaría bien. Así que, que importaba que Shannon asumiera que era de estómago débil cuando veía comer a los demás. Ni tampoco importaba que Jared lo molestara sobre sus hábitos al comer, llamándolo un maniaco de la limpieza. Tomo dejaba que los demás pensaran lo que quisieran. Estaba seguro de que ninguno de ellos era consciente de lo que realmente pensaba cuando se masturbaba en su litera. Era más fácil si ellos no lo sabían.

Sin embargo, cuando vives y trabajas con personas de una forma tan cercana como lo hacían ellos tres, realmente era sólo cuestión de tiempo antes de que alguien diera un paso equivocado. Secretos eran descubiertos, amantes eran sorprendidos, se hacían ebrias confesiones. Algunas veces después de pasar semanas en la carretera, en los espacios de a veces veinticuatro horas entre presentaciones, o después de sentarse frente a un tablero de sonido sin obtener resultados por días, la gente simplemente se sentía con ganas de hablar, de contar cosas. Tomo aún recordaba el día en que había perdido la cuenta de cuántas veces Shannon había salido, en lo que parecía la milésima vez en menos de tres horas. Había tirado sus baquetas con tal fuerza que una de ellas había quedado clavada en la tabla roca de la pared contraria. Todos guardaron silencio y las paredes del estudio parecieron cerrarse a su alrededor, y después súbitamente Shannon lo había dicho. Tomo juró que las palabras “soy gay” habían hecho eco en las baldosas a prueba de sonido, y nadie supo que decir, ni siquiera Jared. Cuando retomaron los ensayos finalmente, la ejecución de Shannon era perfecta, y Tomo le dedicaba una sonrisa reconfortante entre canciones. Y aunque nunca hablaron de ello como grupo, el saberlo les hizo volverse más cercanos. Algunos secretos tenían ese efecto, pero Tomo seguía dudando de que este fuese un secreto de ese tipo.

Anteriormente ese mismo año, en la fiesta de cumpleaños de Shannon, Tomo había estado más cerca que nunca de meter la pata. Fue incluso tan lejos como para besar a Jared, para probar la dulzura del helado mezclada con el extraño sabor casi almendrado de los labios de Jared, para sentir la forma en que el frío se mezclaba con la calidez en violentos remolinos dentro de su boca. Para sorpresa de Tomo, Jared abrió la boca, devolviendo el beso sin vacilar ni un momento. Pero sus ojos azules estudiaban a Tomo un tiempo después, preguntándose silenciosamente qué motivos pudo haber tenido Tomo para besarlo. Honestamente, ni el mismo Tomo sabía tampoco el porqué lo había besado. Sólo había surgido algo sobre la forma en cómo Jared volcaba su cuchara con cada mordida que tomaba, chupando cada gota de la crema del metal. Y aunque Tomo juraba haber escuchado a Shannon y Jared discutir sobre aquello la mañana siguiente, desde el momento en que sus labios se separaron, el beso sólo se convirtió en otra de las cosas de las que nunca hablaban. Desde entonces, Tomo se sorprendía constantemente tocando sus labios y preguntándose si Jared aún sabía a almendras mezcladas con un ligero toque de vainilla.

Tomo nunca se dijo a sí mismo que debía permanecer lejos de Jared. Nunca se encontraba jurando silenciosamente que nunca lo tocaría de nuevo, que nunca trataría de besarlo una vez más. De hecho, Tomo sabía muy bien que si alguna vez tuviera la oportunidad, lo haría. Sólo que dicha oportunidad nunca regresó. Estaban ocupados trabajando en el nuevo álbum y Jared comenzó a pasar las noches en vela, lo que hizo que Shannon casi enloqueciera de la preocupación. Los meses pasaron y lentamente el álbum comenzó a tomar forma. Jared comenzó a saltarse más comidas de las que tomaba, y cuando Shannon traía comida al estudio, Tomo estaba normalmente demasiado ocupado en su propio trabajo como para prestar realmente atención a la forma en la que Jared comía. Pitas vegetarianas y comida china para llevar no tenía el mismo efecto para él, de todas formas.

No fue sino hasta finales de agosto, sólo una semana antes de su treintavo cumpleaños, que Tomo se topó con algo a lo que no podía ignorar. Un sueño húmedo en persona.

Había llegado temprano, debía de admitirlo, y sabía que Jared probablemente haría algo para su cumpleaños—especialmente porque eran sus treinta y Jared creía que era de mala suerte no celebrar las décadas cumplidas—pero aún así no se esperó llegar antes que Shannon al estudio. Tampoco había previsto encontrarse con Jared inclinado sobre la mesa, sus dedos aplastando lo que parecía ser una pulgada entera de glaseado azul brillante sobre un pastel de dos capas, que Tomo descubrió después, había sido horneado por el mismo. El aliento de Tomo se atoró en su garganta mientras miraba cómo Jared chupaba el primer dedo, su lengua removiendo hábilmente cada gota de la dulzura azucarada color azul que lo cubría. Era de lejos una de las cosas más sensuales que había visto a Jared hacer con un pastel, y ya lo había visto hacer un par de cosas—incluso tenía fotos para probarlo. Lo había visto tomar puños de dicho alimento y arrojarlo sobre toda la gente a su alrededor. Había visto a Jared alimentando a su hermano, echando más sobre su rostro que su boca en sí. Le había visto quitarse lentamente los guantes sin dedos y chupar la tela con su boca, saboreando los pedazos de pastel que aún se encontraban en ellos. Pero ninguna de esas cosas había hecho que se le cortara la respiración y que sus rodillas temblaran tan rápido.

Jared le sonrió a Tomo cuando lo notó parado allí, y los ojos de Tomo cayeron en una pizca de azul en la esquina de esa sonrisa, la pequeña mancha de dulce que su lengua había pasado por alto. Antes de que se diera cuenta de lo que hacía, Tomo cruzó la habitación y sujetó a Jared contra la pared cercana a la mesa, una mano presionada contra el hombro de Jared y  el otro brazo estirado, recorriendo sus labios con sus dedos. Estaba temblando, pero no le importaba. No iba a perder otra oportunidad, al demonio con lo que Jared considerara raro.

“¿Tomo?” Jared susurró, sonando casi tan inseguro de sí mismo como Tomo se sentía. Una vez más sus ojos se encontraron con los de Tomo, preguntando y buscando algún signo que indicara una respuesta, pero esta vez Tomo no dejó que esos ojos lo detuvieran. Antes de que Jared pudiera decir algo más, su boca estaba sobre la suya, besándolo con más hambre que la que había tenido antes, en la fiesta de Shannon.

Un gemido se deslizó de la garganta de Tomo y se coló en la boca de Jared, su lengua buscaba en el beso cada pizca de la dulce cubierta que pudiera hallar. Su cerebro registró vagamente que Jared sabía a almendras, pero Tomo lo dejó de lado al mismo tiempo en que Jared se deslizó contra la pared camino al piso, llevando a Tomo consigo. Tomo había esperado que lo empujara, le diera una bofetada tan fuerte que le dejara un moretón, incluso que le escupiera o gritara que lo estaban violando. El pensamiento de que de hecho se rendiría, de que lo querría, nunca había cruzado por la mente de Tomo.

Camino abajo el beso nunca se rompió, Tomo se separó sólo después de que sus manos jalaron las ropas, y después de que el impacto inicial de besar a Jared Leto había disminuido sólo lo suficiente para que recobrara algo de consciencia. Presionó un dedo contra los labios de Jared, acallándolo antes de que pudiera preguntar por qué Tomo de había detenido, y se estiró hacia la mesa, tomando un puño del viscoso pastel. Sin perder el ritmo, Tomo esparció el pastel sobre los labios de Jared, empujándolo dentro de sus labios abiertos, frotando el color azul contra su piel pálida, trazando líneas suaves sobre su barbilla y hacia abajo por su garganta.

Jared entrecerró los ojos y escupió parte del pastel para poder decir “Así que esto es lo que has querido hacerme, huh?”

“En parte…” Tomo respondió con una sonrisa, inclinándose para lamer más de la cubierta en la mejilla de Jared. Y cuando lo atrajo hacia sí, besándolo más fuerte que antes, Jared sabía aún más al paraíso. “Eres tan mío ahora.”

Jared gruñó en la boca de Tomo y mordió su labio inferior, trasladando pedazos de azul y chocolate a los labios y el rostro de Tomo mientras luchaba por controlar el beso. Tomo no estaba muy ansioso por perder el control de la situación. Sus dedos tomaron un puño del cabello corto de Jared y jaló bruscamente su cabeza hacia atrás. La boca de Jared se abrió y enterró sus uñas cortas en el costado de Tomo, una orden, un reto mudo que no dejaría que Tomo tuviera el control de la situación. Sin embargo, a pesar de ser más joven, Tomo seguía siendo más grande y pesado que Jared, y Jared sabía que no tenía oportunidad. Tomaba más que una disposición para dar órdenes y un bonito trasero para que Tomo dejara que alguien más llevara el mando si a sexo se referían.

Tomo jaló la cabeza de Jared aún más hacia atrás y mordió su garganta, había menos pastel en esa parte de su cuerpo y Tomo percibió una vez más el sabor de almendras- sólo esta vez lo hicieron pensar en veneno, en que tan jodidamente peligroso podría ser Jared. Podía ser expulsado de la banda y ser perseguido por Shannon en venganza, o podía volverse completa y perdidamente obsesionado con el hombre. De alguna forma Tomo pensó que esta última idea era la más peligrosa de las dos. Su miembro comenzó a pulsar y presionó a Jared con más fuerza contra la pared, riendo para sí mismo cuando su mano se abrió camino entre las piernas de Jared. Jared estaba duro, y Tomo supo que había ganado.

Unas manos comenzaron removiendo las ropas de Tomo antes de que este hubiese siquiera pensado en quitar las de Jared, pero no se quejó y rápidamente alcanzó a Jared. No pasó demasiado antes de que ambos hombres estuvieran sobre el piso, desnudos excepto por los calcetines de Jared y los jeans de Tomo aún colgando de un tobillo. Más pastel fue esparcido sobre el cuerpo de Jared, en su cabello, sobre su estómago y alcanzando el suave ángulo en la base de su erección. Tomo comenzó a enroscar sus dedos en él, tirando con gentileza pero con la fuerza suficiente para que Jared siseara, su miembro saltando con anticipación.

Una masa de glaseado se deslizó del cabello de Tomo, cayendo contra los ojos de Jared.  Y sin pensarlo Tomo se inclinó hacia adelante, lamiendo la piel suave de los párpados, chupando la dulzura de las pestañas de Jared. Jared enlazó una de sus piernas alrededor de la cintura de Tomo, juntándolos y arqueando la espalda para presionarse contra él. Ambos temblaron, casi en sincronía con las acciones del otro. Tomo sabía que no necesitaba preguntar para continuar.

Su mano volvió a tomar el pastel, cubriendo sus dedos con más azul antes de pasar su mano sobre el muslo de Jared y empujarla debajo de sus testículos. Jared lo miraba ansiosamente, su labio inferior estaba atrapado entre sus dientes en incertidumbre, pero Tomo sabía lo que hacía. Aunque estaba pegajoso, el glaseado hacía de un excelente lubricante. Tomo sabía esto de experiencia y lo había usado para masturbarse en numerosas ocasiones cuando no podía sacar sus fotos y fantasear.

Unos cuantos giros de sus dedos y Tomo tenía a Jared temblando de nuevo. Y cuando sintió que Jared estaba lo suficientemente preparado removió sus dedos del trasero del mayor y los succionó con la boca, sus ojos cerrándose mientras limpiaba sus dedos, saboreando la cubierta dulce, pastel de chocolate y más de Jared de lo que había probado antes. Su estómago se contrajo y sus labios se volvieron una sonrisa cuando miró hacia abajo, al desastre que había hecho de Jared. Lo encontró arrebatador.

“Date prisa…” Jared siseó, su mano acariciaba su propio miembro, y Tomo no necesitó ninguna otra sugerencia. Jaló a Jared y lo colocó sobre sus rodillas. Jared comenzó a reír cuando perdió el equilibrio, una mano resbalándose por el desastre en el piso y casi enviándolo de cara contra el azulejo, pero su risa se volvió un gemido. Tomo separó su trasero con sus manos y presionó su erección contra su entrada, un gemido abandonó sus labios cuando comenzó a empujar dentro de su estrecha calidez.

La posición era rara, en parte por lo resbaloso que estaba el piso y lo cerca que estaban de la pared. Jared no pudo evitar golpear su cabeza un par de veces cuando Tomo comenzó a embestirlo, pero valía la pena. Rápidamente encontró un mejor lugar para colocar las manos y comenzó a empujar contra Tomo. Habría muy probablemente moretones en las caderas de Jared al final del día, pero a ninguno de ellos le importaba.

Al final, Jared se vino primero, apretando frenéticamente su miembro a un paso más rápido de lo que Tomo podía follarlo. Gritó cuando se vino, sus músculos contrayéndose mientras cayó hacia adelante, dejando que su cabeza descansara contra el piso mientras Tomo continuaba embistiéndolo. Su simiente se mezcló con el pastel que se hallaba en el piso debajo de él, y miró cómo las dos sustancias se mezclaban con los ojos entrecerrados.

Tomo lo siguió poco tiempo después, casi atravesando su propio labio inferior con sus dientes y reteniendo el aliento igual que él, tragándose sus propios gemidos. Jadeó y se recostó junto a Jared. Ambos respiraban pesadamente y estaban pegajosos de azúcar y sudor, pastel y semen.

“Feliz cumpleaños adelantado, Tomo” Jared se las arregló para decirlo finalmente, quitando un pedazo de pastel del cabello de Tomo y poniéndolo dentro de su boca con una sonrisa.

Tomo sonrió mientras negaba con la cabeza. No tenía palabras, pero sonreía tan ampliamente como Jared. Atrajo a Jared para un beso lento y deslizó su mano por su costado pegajoso. Se preguntó vagamente quien de los dos terminaría limpiando el desastre que habían hecho, pero sólo vagamente. Estaba feliz y satisfecho, y por primera vez en su vida el mantener como un secreto su pequeño fetiche era lo más alejado en su mente.


martes, 29 de abril de 2014

100 MILLION VIEWS TO MARS







Y bueno chicos, al parecer hay otra misión para el siempre fiel Echelon.



El proyecto consiste en lograr que MARS gane un certificado de VEVO, por 100 millones de visitas en Youtube. La razón por la que se eligió CTTE fue que ya casi alcanza 50 millones de vistas, así que estamos prácticamente a mitad del camino



Si se unen a este proyecto, se comprometen a ver Closer to the Edge al menos una vez al día.



Condiciones en las que no cuenta:

-Dar click en el video fuera de un reproductor de youtube (por si las dudas, véanlo en la pag. oficial y no acá)

-Un video con reproducción automática.

-Al escucharlo en "repetición" (el ícono que aparece cuando has terminado de ver el video)



Contará aún cuando no lo veas completo c:



Incrementen las vistas de la forma correcta, haciendo click en el video.



El proyecto en FB está acá



Provehito in Altum

lunes, 28 de abril de 2014

Todo lo que necesito es café y a ti. Y el café es opcional.

Autor: nupoxsi
Traducción: Mafe Jeevas
Datos originales del trabajo
Clasificación: Adolescentes y adultos
Categoría: M/M
Parejas: Jared Leto/Shannon Leto
Personajes: Jared Leto, Shannon Leto

Publicado:2014-04-20

Notas originales del autor
Resumen: El café hacia que Jared pensara en Shannon, y Shannon siempre iba ligado a la felicidad.

Notas del traductor
Esta obra le pertenece a la escritora ya citada, a la cual le agradezco de nuevo el permitirme traducir su maravillosa historia, y el comportarse tan amablemente conmigo.
Se agradecería que, dada la oportunidad, visitaran su trabajo original y comentaran lo que opinan acerca de su obra.

Este escrito es enteramente ficción y no tiene otro propósito más que el de entretener a las personas que disfrutan de ello. Los personajes implicados en la historia son sumamente respetados, y el objetivo de esto nunca ha sido ni será el ofenderlos de ninguna manera.


--o--


El invierno estaba a la vuelta de la esquina, la briza helada parecía encontrar su camino hacia el interior de la habitación a través de un resquicio en la ventana, las cortinas eran movidas suavemente por el viento que soplaba. Aún aletargado, Jared se removió sobre la cama, con el cuidado suficiente como para no dejar que la sábana afelpada se deslizara de la mitad inferior de su cuerpo delgado. Cuando se recostó sobre su costado, Jared no pudo evitar extrañar el brazo fornido de su hermano alrededor de su cintura. La habitación estaba aún más fría ahora que Shannon no estaba a su lado, y se percató de que sería casi imposible el volver a quedarse dormido sin su hermano allí.

De hecho, la razón de su súbito despertar fue que se había estirado tratando de alcanzar a Shannon y sólo encontró sábanas frías y vacías donde debía estar un cuerpo cálido. El cuerpo de su hermano, precisamente. Era un poco extraño, porque típicamente Shannon sería el que le instaría a quedarse en la cama por un rato más, batiendo esas largas pestañas que funcionarían como un encanto, u otras veces Jared despertaría primero y esperaría hasta que su hermano recobrara la conciencia, lo que podría llevar horas. Aunque no es que a Jared le importara. El beneficio de despertar primero era que podía contemplar la forma durmiente de su hermano, estudiar todos sus rasgos y disfrutar la compañía.

Sin embargo, una cosa que Jared debía de admitir, era que funcionaba en piloto automático por las mañanas. Una vez que estaba despierto y consciente, sentía la inmediata necesidad de dirigirse hacia el baño, donde se tomaría su tiempo para cepillar sus dientes y usar hilo dental por unos buenos diez minutos, y después lavaría su cara con agua helada antes de que se permitiera salir de la habitación.

Esa mañana no era la excepción. No le tomó demasiado tiempo abandonar las cómodas sábanas y pegar un salto de la cama, estirándose una vez más. En serio necesitaban dejar de dormirse a las tres AM si su intención era despertarse tan temprano. Con monotonía, Jared siguió su pequeña rutina de la mañana, gruñendo inconscientemente y encogiéndose cuando el agua helada golpeó su rostro. Al menos Shannon no estaba cerca para burlarse de su expresión hastiada, como usualmente hacía, siempre encontrando una razón para reírse aún temprano por la mañana. Podía molestarlo un poco durante la mañana, pero Jared terminaba sonriendo para sí mismo una vez que Shannon volteaba. Definitivamente amaba a su hermano por ello.

Deteniéndose junto a la cama, Jared tomó la suave sábana y la colocó sobre sus hombros. El resto de la casa probablemente estaría más fresca si Shannon había abierto las ventanas en el piso de abajo -lo cual, conociendo a su hermano, era un hecho- , y Jared no quería arriesgarse. Sin perder más tiempo, abandonó la recámara, cerrando la puerta detrás de él con un ruido suave.

La esencia fresca del café recién hecho llenó sus fosas nasales mientras sus pies bajaban del último peldaño de las escaleras. Sin duda, no era la primera vez que Shannon hacía café esa mañana. Su hermano era un maniaco del café, y de alguna forma Jared también había sido arrastrado al mundo de la cafeína. Primero se quejó de que la esencia del café permanecía en el aire de la casa durante horas, pero en realidad, se había acostumbrado a disfrutar del fuerte olor del café. Éste particularmente hacía que sus labios se curvaran en una sonrisa. El café lo hacía pensar en Shannon, y Shannon siempre iba ligado a la felicidad.

Siguiendo su sentido del olfato, Jared se dirigió a la cocina con largas zancadas. Ciertamente estaba más frío que arriba, con las ventanas completamente abiertas y la briza helada soplando las cortinas mientras Jared se apresuraba, ajustando la sábana a su alrededor. Cruzó el arco de entrada a la cocina para encontrar a su hermano de espaldas, vistiendo una de esas holgadas camisetas grises con una imagen ridícula en el frente.
“Buenos días,” dijo Jared, su voz ligeramente ronca por el sueño.

Shannon reconoció inmediatamente su presencia en la habitación, por poco tirando la taza que sostenía en la mano mientras se daba vuelta. Cuando sus ojos se encontraron, el rostro de Shannon se iluminó inmediatamente, sus ojos de avellana brillaron cuando se encontraron con los de Jared. La camiseta gris era ridícula, como había predicho. Un Mickey Mouse disfrazado de pirata estaba impreso al frente, junto con “una vida de pirata para mí” debajo de la imagen. Pero dejando la tonta camisa de lado, los ojos de Jared se desviaron a los hombros y clavículas de Shannon, donde las marcas de unos dientes se estaban empezando a hacer visibles. Memorias de la noche pasada surgieron en la mente de Jared, y sitió como el color se le subía al rostro. Afortunadamente, la barba ocultaba su sonrojo con facilidad.

“Hey, dormilón,” Shannon lo saludó con su cálida sonrisa habitual mientras Jared tomaba asiento en el alto banco de madera. Colocando la toalla sobre su hombro, Shannon se movió hacia el otro lado de la barra, volviéndose parcialmente para colocar un pequeño beso en la mejilla de Jared, sus labios cálidos presionándose sobre la piel fría, antes de apartarse. “¿Cómo te sientes esta mañana?”

“Tengo frío, a diferencia de tí.”

“No hace tanto frío,” dijo su hermano con un guiño juguetón. “Pensé que dormirías por unos minutos más, ¿qué pasó?”

“No estabas allí,” explicó Jared. “No pude volver a quedarme dormido.”

“Oh, desperté temprano porque quería hacerte el desayuno y llevártelo a la cama.”

“Aún puedes hacernos el desayuno.”

“Sí, aún puedo. ¿Te gustaría un poco de café antes?”

Normalmente, Jared lo rechazaría, prefería tomar café por la tarde, en momentos en los que necesitaba relajarse. Por otro lado, Shannon parecía no tener una hora favorita para disfrutar una taza de café. Podrían ser las tres de la mañana y aún así la aceptaría felizmente. Pero esa mañana Jared asintió ligeramente mientras soltaba un rato la sábana para ponerse cómodo, dejando que sus codos reposaran en la encimera.
Después de unos minutos en los que Shannon trabajaba en la cafetera, rompió el silencio.

“¿Sabes qué es interesante?”

“¿Huh?”

“De acuerdo a un estudio hecho por el Instituto Nacional de Salud, las personas que beben café son un diez por ciento menos propensas a sufrir depresión. El café te hace feliz.”

“Tú me haces feliz.”

“Y tú me haces feliz,” Shannon respondió, mirándolo para guiñarle de nuevo. “Pero hablo en serio, el café puede mejorar tu vida de una forma positiva. Deberías tratar de tomar café más seguido, Jared.”

“¿No es demasiado temprano para los datos curiosos?”

“Sí, quizás lo es,” Shannon concordó con una suave risita. “¿Preferirías unos chistes en su lugar?”

Los ojos de Jared estaban pegados a la espalda de Shannon, trazando los músculos en su piel recién bronceada. Una parte de él quería envolver a Shannon con su sábana, preocupado por que tuviese frío pero no lo quisiera admitir, y al mismo tiempo estaba disfrutando la vista de los sólidos brazos de Shannon mientras trabajaba con la máquina de café.

“Dispara.”

“Está bien, ¿cuál es el tipo de calzado preferido de un ninja?”

“No lo sé, ¿cuál?”

Shannon lo miró sobre su hombro para sonreír jactanciosamente. “Tenis.” *

 “Eso es pésimo.” En realidad tenía que luchar por no reírse de lo ridículo que era el chiste. “Creo que prefiero los datos en lugar de los chistes, Shan”

“Déjame intentar con otro. ¿A dónde van las vacas para su primera cita?”

“¿A dónde?”

“Al cine.”**

Con un rápido movimiento, Shannon giró para colocar la taza en frente de Jared. Su sonrisa era amplia, pero Jared trataba de mantener sus labios presionados en una fina línea mientras acercaba su taza. La esencia era exquisita, y el vapor que emanaba de ella era una invitación directa para entrar en calor.

“Eso me recuerda, quizá podríamos ver Her hoy en la tarde, si quieres.”

“Vamos Jared, ríe un poco. ¡Sé lo mucho que amas mis chistes!”

“¿Amar tus chistes?” No, amo tu café.” Jared replicó, “sólo soporto tus chistes  para tomar un poco de él.”

Cuando las palabras salieron de su boca, Shannon estalló en una risa contagiosa, su cabeza sacudiéndose varias veces y sus manos colocadas firmemente sobre la encimera para mantenerlo en su lugar. Jared lo observó con una sonrisa, llevando la taza caliente a sus labios. Aún así, tan pronto como la risa se desvaneció, Shannon cambió su expresión a una semi-dolida, semi-ofendida. Jared sabía que su hermano sólo estaba bromeando, pero aún así eligió batir tímidamente sus pestañas en su dirección mientras tomaba un sorbo de la taza.

Shannon no parecía impresionado por su reacción, manteniendo la misma expresión de antes. Lo que fue una sorpresa fue la rapidez con la que Shannon se movió desde el otro lado de la cocina hasta posicionarse detrás de él, con sus brazos rodeando la cintura de Jared, presionando sus cuerpos estrechamente juntos. Dios, ni el calor que venía de la taza o el provisto por la sábana se comparaban al calor del cuerpo de Shannon, que era increíblemente más familiar y agradable que ninguna otra cosa.

“Entonces, dices que sólo escuchas mis chistes para obtener mi café.” Shannon murmuró, y Jared no pudo evitar reírse mientras sentía unos dedos ágiles recorrer los costados de su abdomen. “Eso es un poco egocéntrico, viniendo de ti.”

“¿Me estás sermoneando?” Jared preguntó, usando un tono burlón. Tuvo que bajar la taza, con cuidado de no derramar el café mientras lo hacía. El cálido aliento detrás de su cuello envió un escalofrío por su columna, por lo que Jared le dio un ligero codazo en las costillas antes de colocar su mano helada sobre la de su hermano. “Estoy diciendo que amo tu café, deberías sentirte halagado.”

Shannon rió entretenido en su oreja, las puntas de sus dedos haciendo cosquillas en el abdomen de Jared. “Pero ya sé lo bueno que es mi café. La verdadera pregunta es: ¿mi café es lo único que amas?”

De algún modo Jared se las arregló para reacomodarse en los brazos de Shannon, girando en su asiento para encarar a su hermano. Sus ojos se encontraron por un par de segundos, Jared levantó lentamente sus brazos para envolverlos alrededor de los hombros de Shannon, sus manos acariciando el dorso de su cuello. Tomó su tiempo para dejar que sus dígitos flotaran sobre la piel desnuda de la parte superior de la espalda de Shannon, trazando gentilmente las líneas que se formaban entre los músculos.

No tuvo que atraer a Shannon hacia sí, su hermano comprendió el mensaje y se inclinó hacia el frente, sus labios se juntaron lentamente, siempre amoldándose a la perfección, justo como dos piezas de un rompecabezas. Una de las manos de Shannon se movió del torso a la nuca de Jared, sus dedos enredándose  en su cabello largo mientras profundizaban el beso, Jared dejó que introdujera su lengua, un beso que sabía a cafeína. Los labios de Shannon sobre los suyos se movían al compás adecuado, lento al principio y volviéndose un poco salvajes a medida que el beso se tornaba más intenso. En momentos como estos Jared estaba seguro de cuál era el verdadero significado de la felicidad. Shannon comenzó a retirarse, pero Jared atrapó sus labios una vez más en un beso rápido, un poco más húmedo y descuidado que el primero. Dejó ir a su hermano lentamente, y se aseguró de mantenerlo cerca, ambos respirando pesadamente por un par de minutos.

“Te amo,” Jared susurró sobre sus labios, sus ojos viajando de sus labios a sus ojos color avellana. “Mucho más de lo que amo tu café.”

“Bien, porque no te cambiaría por nada del mundo.”

Jared entrecerró sus ojos peligrosamente.

“¿Ni siquiera por café?”

Shannon removió unos mechones de cabello de su rostro y después le dedicó una grata sonrisa. Quizá todo lo que Jared necesitaba en la vida para ser feliz era la sonrisa genuina de su hermano.

“Ni por el café más fino del mundo.”

“Te amo,” repitió Jared, dándole un pequeño beso en los labios antes de separarse. “Ahora haznos el desayuno.”

Ambos rieron por el falso tono severo en la voz de Jared, Shannon le dio un ligero golpe en el hombro antes de regresar al otro lado de la barra. Jared se movió de nuevo sobre su asiento, sus manos tomaron rápidamente la taza aún caliente. Shannon tarareaba una melodía mientras encendía la estufa, y Jared se le unió rápidamente.

Jared estaba feliz. Deseaba que pudieran tener más de estos domingos por la mañana.





*N. de la T.: En el original What are a ninja’s favourite type of shoes? - I don’t know, what? - Sneakers. ‘Sneakers’ significa ‘tenis’, pero aquí se usa como un juego de palabras porque ‘sneak’ significa ‘ir a hurtadillas/escabullirse’
**N. de la T.: En el original Where do cows go for their first date? - Where? - To the mooovies. ‘Movies’ (cine) es pronunciado como ‘muuuvis’


martes, 22 de abril de 2014

Hoy iba a...

*Hacer mi tarea
*Traducir una nueva historia
*Traducir dos entrevistas
*Escribir un capítulo nuevo para cierta historia





Créditos al respectivo creador~


miércoles, 16 de abril de 2014

Un final perfecto de John Katzenbach- Reseña

La sociedad siempre tiende a colocar censura sobre todo. Y lo más irónico, es que las cosas que en realidad deberían prohibir, son las que se hacen a plena luz del día.

Muy curioso, de hecho.

Un clásico ejemplo es la censura de los cuentos de hadas. Oh, los cuentos infantiles. No siempre terminaban con un final feliz. Es más, nuestros antepasados sabían que la mejor manera de enseñar algo era demostrar las peores consecuencias. Las más realistas.

La sirenita nunca se casó con su príncipe, la bella durmiente despertó para descubrir a sus dos hijos producto de una violación durante su hechizo. La malvada madrastra de blanca nieves bailó una danza macabra sobre placas de hierro hasta morir.
Por citar algunos ejemplos.

Y claro, tenemos el cuento de Caperucita Roja. Aquél que te enseña la suma importancia de obedecer a tus padres. Porque ellos siempre tienen la razón… o casi siempre.

Katzenbach nos lleva de la mano en una versión moderna de la historia, una con un final diferente al que todos conocemos. Porque esta vez no vendrá un heroico leñador introducido en la trama por los adaptadores de Disney para salvar a la víctima.
O en este caso, a las víctimas.

Tres mujeres, tres pelirrojas, tres caperucitas. Un lobo feroz, viejo y astuto, con más experiencia de la que cabría esperar. Es como una carrera a ciegas para estas tres pelirrojas, tratando de escapar de unas garras invisibles que les rasgan la espalda a cada paso que dan, en este bosque del cual no saben nada. Pero que el lobo, oh, conoce tan bien.

¿No se han dado cuenta de la extrema morbosidad del lobo feroz? Pudo haber matado a la niña en cualquier momento. Pero supongo que así como disfrutaba el golpe final, también se deleitaba por la caza y el olor a miedo que desprendía la presa antes de ser atrapada.

Sus vidas, que de hecho no eran perfectas, dan un giro que las lleva inexorablemente hacia su enemigo. ¿Podrán acercarse lo suficiente hasta decir ‘Qué dientes más grandes tienes’? O serán engullidas sin haber siquiera visto quién se ocultaba debajo del camisón de la abuela.


 --o--


Ahora, la opinión personal.
No puedo decir que me fascinó. Es, de hecho, una de las historias más pasivas que he leído de este hombre. Me refiero a la parte de la violencia y acción.
Porque la parte psicológica siempre te sume en una deliciosa angustia.
El desarrollo no fue en sí la gran cosa, admito con pesar. Pero la riqueza de los detalles es encantadora, es como si te pusieras la piel del lobo o la capa roja y jugaras un rato dentro de la historia.
Lo que me cautivó del libro fue su final. Tan diferente a sus demás obras. El concepto de una muerte por incertidumbre me pone los pelos de punta. No diré quién murió, no podría arruinar el final. Y su forma de enfocar todo esto en esas últimas líneas, te hacen sonreír y al mismo tiempo tener lástima.

Un buen libro para disfrutarse por partes.